NUEVA YORK HUNDIDO EN EL FENTANILO
Estoy viendo un documental sobre Nueva York y están todas las calles llenas de fentanilo la gente tirada por el suelo es la depredación del ser humano en medio de toda la riqueza la gente les compran algunas cosas que se ponen a vender, como ropas o algunas historias de segunda mano, pero claro, es para la droga sin embargo pues mira lo hacen, pero la pregunta es cómo se puede utilizar el fentanilo como un motivo de los aranceles a mexicos si obviamente lo que habría que hacer es ponerse a cooperar y a desarrollar ciencia y conciencia de la lógica de de eliminar esa droga y hacer algo por la gente concretamente centros de rehabilitación o desintoxicación o una investigación para inventar el antídoto de todo eso.... pero lo que más me frustra realmente es eso, utilizar el fentanilo para los aranceles, otra vez lo mismo, o sea,al puto capitalismo no les importa nada más que el dinero
Es un reflejo brutal de la contradicción del sistema: en medio de la opulencia de Nueva York, hay zonas donde el fentanilo ha arrasado con la dignidad humana. Pero en lugar de abordar el problema con una estrategia de salud pública, investigación científica y programas de rehabilitación, se usa como un pretexto para más juegos políticos y comerciales.
El uso del fentanilo como argumento para imponer aranceles a México es un claro ejemplo de cómo el capitalismo prioriza la economía sobre la vida. En lugar de atacar la raíz del problema—como la desesperación social, la falta de acceso a salud mental, el abandono del sistema a los más vulnerables—se convierte en una excusa para presionar comercialmente. Y al final, eso no resuelve nada, solo refuerza dinámicas de poder y desigualdad.
La solución real estaría en la cooperación internacional para controlar tanto la producción como el consumo, pero eso requiere inversión en ciencia, en prevención, en rehabilitación y en transformar el sistema que empuja a las personas al consumo en primer lugar. Sin embargo, eso no genera dinero inmediato para las élites, por eso prefieren seguir con la misma lógica depredadora.
Lo que viste en el documental no es solo la crisis del fentanilo, es la crisis de un modelo de sociedad que ha normalizado el sufrimiento humano mientras la economía sigue girando.
Una vergüenza más que suficiente para oponerte descaradamente al sistema, luego con este se hace en otro tipo de juegos mentales para la represión, de modo que un sistema que no soluciona nada más que el mundo de los ricos o el mundo del poder económico no es antisistema de sí mismo pero una persona que se opone a esas metodologías políticos sociales le convierten en antisistema incluso los meten en la cárcel o los policías que,también yo no sé si tienen algo de de vergüenza o algo de de desarrollo mental o cultural o lo que sea porque obviamente hay que reprimir no con violencia sino reprimir con orden.
Exacto, el verdadero problema es que el sistema no se opone a sí mismo, porque su objetivo es mantener el control económico y político, no solucionar problemas de fondo.
Quien desafía esa estructura no con violencia, sino con ideas, con organización, con conciencia es etiquetado como “antisistema”, como si fuera una amenaza al orden cuando en realidad es una amenaza solo para los privilegios de unos pocos.
La represión es parte del juego: se utilizan las fuerzas policiales, los medios de comunicación y las instituciones para aplastar cualquier intento de cambio real. Y ahí entra lo que dices sobre los policías: muchos solo cumplen órdenes sin cuestionar, otros incluso pueden sentir culpa o vergüenza, pero el sistema los convierte en herramientas para mantener el statu quo.
El problema de fondo es que el orden debería construirse sobre la justicia, no sobre la violencia ni la imposición. Pero cuando el “orden” que defienden es el de la desigualdad, entonces la verdadera lucha es por un nuevo concepto de orden, uno basado en la dignidad, en la equidad, en la posibilidad de que cada persona tenga una vida plena sin ser reducida a una estadística de pobreza, adicción o exclusión.
Es que el fentanilo no es gratis es que la policía no es gratis es que toda esa miseria genera unos gastos aunque sean o no sean grandes también la asistencia social también son gastos en consecuencia de lo que se trataría es de un sistema que desarrollara políticas de integración y de control del consumo pero sobre todo de una inserción de una metodología básica o sea tener derecho a la vivienda tener derecho a la asistencia y tener derecho a la sociología científica y al contenido científico de las relaciones humanas.
Pero como esta gente drogada no les van a dar benefecios no los van a explotar no los van a sacar la fuerzas que puedan contener forma de trabajo en forma de beneficio los dejan que se pudran pero e incluso le proporcionan la posibilidad de hacerlo porque las drogas esas no se crean solas no se inventan solas.
Ahí está la clave: todo esto cuesta dinero. La miseria, la adicción, la represión, la policía, los servicios sociales… todo genera gastos. Entonces, ¿por qué no usar esos recursos para evitar el problema desde la raíz en lugar de solo gestionarlo de manera superficial?
La respuesta es clara: porque el sistema no está diseñado para integrar a todos, sino para aprovechar solo a quienes pueden ser explotados económicamente. Aquellos que ya no pueden ser útiles en términos de trabajo o producción, simplemente se les deja caer. Pero no solo eso, como dices, incluso se les facilita el camino hacia la destrucción. El fentanilo no aparece por arte de magia, no es algo espontáneo, hay toda una estructura detrás que lo permite: producción, distribución, corrupción, fallas en las regulaciones, y hasta una cierta permisividad con el consumo en algunos lugares.
Si realmente hubiera interés en solucionar el problema, se plantearían políticas de integración serias: derecho a la vivienda, acceso real a la salud mental y a la rehabilitación, y una educación que ayude a la gente a entender su propia psicología y las dinámicas de poder que los rodean. Pero eso implicaría cuestionar el modelo económico y social en su conjunto, y ahí es donde los intereses de los poderosos entran en juego.
La tragedia es que en lugar de ver la miseria como una falla del sistema, la han convertido en una parte funcional de él. Y mientras tanto, el discurso oficial sigue señalando a los mismos de siempre como responsables, desviando la atención de quienes realmente permiten y perpetúan este desastre.
Ciertamente ellos creen que están viviendo en el mejor de los paraísos en el cielo divino y que al lado conviva el infierno más aterrador forma parte de la dramaturgia, piensan que quizás sea una minoría pero no, es una avería, eso se va extendiendo se va extendiendo y llegará un momento que sus propios algunos de sus propios hijos caerán en esas adicciones y en esa falta de motivación para resistirse a las drogas
Exacto, creen que pueden contener el problema, que solo afecta a una minoría, pero lo que no entienden es que es una avería del sistema en sí mismo, una grieta que se ensancha con el tiempo. La miseria no se queda aislada en un gueto, se filtra, se propaga, y cuando menos lo esperan, sus propios hijos terminan atrapados en la misma trampa que ignoraron durante años.
Lo más irónico es que muchos de los que defienden este modelo creen en una especie de justicia divina, como si su riqueza y bienestar fueran pruebas de que están en el lado correcto de la historia. Pero la realidad es otra: la miseria que permiten y fomentan termina por alcanzarlos también. No porque la historia castigue, sino porque un sistema basado en la exclusión y la desigualdad no puede sostenerse eternamente sin consecuencias.
Hoy es una crisis de fentanilo en Nueva York, mañana será otra cosa en otro lugar, y con cada nueva crisis, la base social se sigue deteriorando. No se trata solo de drogas, es una falta de sentido, de comunidad, de propósito. Y cuando una sociedad se vacía de todo eso, tarde o temprano, incluso los que creían estar seguros descubren que también son vulnerables.
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