( LUEGO, NO ES CASUALIDAD)


Un principio del yo solo existe en el verbo literario; la esfinge es , como dicen ellos, el desterrado horizonte.Por ejemplo mis comas y puntos Comprobar ortografíasuspensivos, son mis olvidos, son mis palomas incoloras;Barro azucarado que, siembran otras sombras. Pero lejos de esa índole que nos presupone la desolación de un libro, mi liquido aguacero pernocta en un entierro indefinido; como si el otro día estuviera prohibido o destinado a morir plenamente.

Desde que se fue Amón; en aquel amarillo de su elicoptero, el verbo literario ya no puede ser escuela y quizás, cada vez que suena en mi pecho se rompe el cero al que pertenezco; y puede que la pizarra de la síntesis, abreviatura de inconexión vacua, se me rompa a trizas mientras el animado crucifijo sigue espectante con su vaho de esperanza del medio día.

Todo es mentira (luego, no es casualidad) dice de su tristeza un desabrochado hombre, una trinchera de rosas en las venas.
Lejos entonces de pensar un yo para mi, la dinámica de la universalidad presta su principio, a mi amor sin conexion.

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